Aulas TIC

Referirnos a la Educación Inclusiva es pensar no sólo en los niños discapacitados, es también hacerlo también en los que viven en la pobreza y la marginalidad, en los que pertenecen a etnias no mayoritarias, en los que hablan lenguas minoritarias, en los que viven en zonas remotas y en los que son marginados por cuestión de género. Es centrarnos, por tanto, en todos los alumnos, especialmente en los más vulnerables, es decir a los que se tiende a excluir del sistema educativo.

Para abordar la inclusión a través de las TIC primero debemos tener en cuenta un factor, la brecha digital. De forma sencilla podemos decir que la brecha digital “se refiere a la diferenciación producida entre aquellas personas, instituciones, sociedades o países, que pueden acceder a la Red, y aquellas que no pueden hacerlo; es decir, puede ser definida en términos de la desigualdad de posibilidades que existen para acceder a la información, al conocimiento y la educación mediante las Nuevas Tecnologías. Siendo en consecuencia estas personas marginadas de las posibilidades de comunicación, formación, impulso económico, etc., que la Red permite” (Cabero, 2004).

Cabero propone la búsqueda de un Diseño Universal de Aprendizaje (DUA), es efectuar una llamada de atención, respecto a no diseñarlas de manera que impidan que determinados alumnos puedan acceder a ellas y beneficiarse de las posibilidades que nos ofrecen. El Diseño Universal de Aprendizaje se apoya en una serie de principios como son:
•  Igualdad de uso. El diseño debe ser fácil de usar y adecuado para todas las personas independientemente de sus capacidades y habilidades.
• Flexibilidad. El diseño debe poder adecuarse a un amplio rango de preferencias y habilidades individuales.
• Simple e intuitivo. El diseño debe ser fácil de entender independientemente de la experiencia, los conocimientos, las habilidades o el nivel de concentración del usuario.
•  Información fácil de percibir. El diseño debe ser capaz de intercambiar información con el usuario, independientemente de las condiciones ambientales o las capacidades sensoriales del mismo.
•  Tolerante a los errores. El diseño debe minimizar las acciones accidentales o fortuitas que pueden tener consecuencias fatales o no deseadas.
• Escaso esfuerzo físico. El diseño debe poder usarse eficazmente y con el mínimo esfuerzo posible.
• Dimensiones apropiadas. Los tamaños y espacios deben ser apropiados para el alcance, manipulación y uso por parte del usuario, independientemente de su tamaño, posición o movilidad.

Por lo que se refiere a que las TIC, favorecen una atención personalizada, y como ya señalamos en otro trabajo (Cabero, Córdoba y Fernández, 2007), las TIC ayudan a superar las limitaciones que se derivan de las discapacidades cognitivas, sensoriales y motóricas del alumnado, en concreto:

•"Favorecen la autonomía de los estudiantes, pudiéndose adaptar a las necesidades y demandas de cada alumno o alumna de forma personalizada."
• "Favorecen la comunicación sincrónica y asincrónica de estos estudiantes con el resto de compañeros y el profesorado."
• "Ahorran tiempo para la adquisición de habilidades y capacidades en los estudiantes."
• "Favorecen el diagnóstico de los alumnos y alumnas."
• "Respaldan un modelo de comunicación y de formación multisensorial."
• "Propician una formación individualizada."
• "Evitan la marginación, la brecha digital, que introduce el verse desprovisto de utilizar las herramientas de desarrollo de la sociedad del conocimiento."
• "Facilitan la inserción sociolaboral de aquel alumnado con dificultades específicas."
•"Propician el acercamiento de estas personas al mundo científico y cultural, y el estar al día en los conocimientos que constantemente se están produciendo."
• "Favorece la disminución del sentido de fracaso académico y personal."


Bibliografia:
  • CABERO, J. (2004). “Reflexiones sobre la brecha digital”. En SOTO PÉREZ, F.J. y RODRÍGUEZ VÁZQUEZ, J. (Coords.). “Tecnología, educación y diversidad: retos y realidades de la inclusión digital”. Murcia: Consejería de Educación y Cultura. pp. 23-42.
  • CABERO, J. y CÓRDOBA, M. (2009). “Inclusión educativa: inclusión digital”. En Revista de Educación Inclusiva, Vol. 2 (nº 1), pp. 61-77.





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