El tarro de la calma.
El tarro de la calma está inspirado en la pedagogía de María
Montessori y el objetivo es el de poder canalizar el estrés y la ansiedad
potenciando la respiración y la calma gracias a la concentración. Todas las
emociones son importantes y se deben poner palabras para que se pueda crear una
conciencia de ellas, algo que hará que en el futuro al reconocer esas emociones
se puedan dominar mejor.
Este, está compuesto por pegamento, agua, champú, purpurina
y otros ingredientes que hará que tenga un movimiento casi hipnótico que ayude
al niño o niña a controlar sus rabietas, pero siempre y cuando se utilice de
una forma correcta donde el pequeño comprenda que es un frasco para sentirse
bien.
El tarro de la calma es un frasco normalmente dirigido a las
familias para poder controlar las rabietas en los niños y los nervios del
adulto, pero muchos educadores y educadoras están utilizándolo también en sus
aulas para tranquilizar a sus alumnos.
Pero, ¿hemos pensado en lo beneficioso que sería este tipo
de materiales para los niños y niñas con autismo, asperger o TDAH (Trastorno por déficit de atención e
hiperactividad)? Los niños y niñas con este tipo de necesidades especiales, a
veces, sufre crisis que les llevan a chillar, hacer movimientos descontrolados
o encerrarse en si mismos, sin posibilidad de que el educador o educadora puede
hacer mucho mas que dejarlo solo.
Por esto, a mi parecer, si con afecto y comprensión
mostramos al niño o niña que este tarro nos puede ayudar a tranquilizarnos y
relajarnos en un momento de tanto estrés, interpretara este material como un
amigo, una ayuda, que si conseguimos llevarla a cabo de forma certera, puede
ser de gran alivio y apoyo, tanto a familias, como docentes en sus aulas, como
el propio alumno o alumna con esta diversidad.
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